El escritor Ernesto Sábato describió las repercusiones del derrocamiento a Perón durante su estadía con una familia acomodada de Salta. Allí contrastó el festejo de los intelectuales (entre los que se contaba) y hacendados y la tristeza del pueblo humilde.
El 16 de septiembre de 1955, a tres meses del bombardeo a Plaza de Mayo, fue derrocado el presidente constitucional Juan Domingo Perón. Así, la autodenominada «Revolución Libertadora» inició una época de persecución y fusilamiento contra adherentes al peronismo y de proscripción al Partido Justicialista de la vida política.
Los golpistas- coordinados por la embajada de Estados Unidos– fueron militares sublevados aupados por empresarios de la Sociedad Rural, de la Cámara de Comercio y medios de comunicación, además del sector conservador de la Iglesia Católica y partidos como la Unión Cívica Radical y el Demócrata.
Mientras el general Perón partía al exilio, gran parte de la intelectualidad argentina y las minorías privilegiadas celebraban. Entre ellos se encontraba el escritor Ernesto Sábato, quien, sin embargo, se permitió una reflexión sobre las repercusiones de aquél Golpe de Estado contra el líder de masas.
Sábato escribió «El otro rostro del peronismo. Carta abierta a Mario Amadeo«, fragmento que fue publicado meses después del derrocamiento de «el tirano» o «el demagogo», como le llamaba a Perón. Se permitió contrastar las repercusiones a partir de su experiencia en una casa de una familia acomodada de Salta. Lo compartimos a continuación:
“Aquella noche de setiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas.
Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma más conmovedora.
Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de nuestra patria que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizadas en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en una cocina de Salta».
Ernesto Sábato no dejó atrás sus críticas a Perón y su gorilismo en general (de hecho participó de un encuentro con Jorge Rafael Videla tras el Golpe de Estado de 1976, ver foto más abajo). Sin embargo, ensayó una reflexión que ha sido analizada largamente en la historia política argentina. El escritor advirtió la necesidad de comprender «el problema nacional y de desentrañar lo que en aquel movimiento confuso había de genuino, de inevitable y de justo, nos habíamos entregado al escarnio, a la mofa, al bon mot de sociedad». «Subestimación que en absoluto correspondía al hecho real, ya que si en el peronismo había mucho motivo de menosprecio o de burla, había también mucho de histórico y de justiciero», afirmó.
Para ver el fragmento completo ir a El Historiador, que cita a Carlos Altamirano, «¿Qué hacer con las masas?«, en Beatriz Sarlo, La Batalla de las ideas.
Fuente: BuffoSalta