El Sociólogo, investigador y presidente del Partido Unidad Popular, en entrevista para el programa Convicciones Políticas, emitido por la señal de FM La Cigarra, 96.7 MHZ, realiza un repaso por la situación política actual del oficialismo. Inestabilidad económica, inflación, desigualdad, y pobreza, son los puntos clave que ponen a tambalear la posibilidad de un segundo reinado en el poder del Frente de Todos.
Por Daniel Escotorin
El gobierno tiene que fijarse algunos cambios en el rumbo si es que realmente quiere posicionarse con más firmeza por un lugar en el 2023.
Hay que hacer un análisis bastante crudo en todo lo que tiene que ver con la inflación, la inestabilidad económica, la desigualdad. Todo se agravó y hay indicadores bastante paradójicos. Si bien, hubo un crecimiento de la economía con una baja en el desempleo, tenemos una economía que ha provocado un ajuste sobre los trabajadores y hay un mayor índice de pobreza y de indigencia.
Estos temas recesivos son una consecuencia de una falta de decisión del gobierno, que ha realizado convenios con el Fondo Monetario Internacional que nuevamente ponen en jaque a la población. Esto significa una quita de subsidios y un aumento en las tarifas de las empresas que condicionan a los trabajadores.
El crecimiento de la economía comienza a enfriarse y a ralentizarse.
Estas son las situaciones en las que estamos pensando y analizando. ¿Cuáles son las perspectivas que tenemos que analizar para trabajar desde nuestra sociedad? Existe un fuerte ajuste sobre los sectores populares y desde el punto de vista político la situación es preocupante.
Aún no se encuentra la manera para posicionarse con una estrategia política concreta que permita hacer frente a las propuestas de Juntos por el Cambio, cualquiera sea el candidato Macri, Larreta o Bullrich, que anunciaron con todas las letras, privatizaciones, reducción de los derechos, la vuelta de la jubilaciones prepagas, medidas que en un escenario bastante complejo como este, condicionan el futuro de todos y todas.
No hay una política concreta anti inflacionaria y el cuadro que se avecina para el próximo año anticipa una inflación que aumenta en un 100%, con lo cual, los acuerdos salariales siempre van a quedar por lo menos tres o cuatro puntos por debajo del esquema de inflación.
Esto significa que los salarios se depreciarán y que no encuentran la capacidad de resolver las necesidades principales de la canasta básica.
Entonces, en este sentido, si no hay una posibilidad de establecer un freno a la inflación, los sueldos van a seguir perdiendo una posibilidad mayor de afrontar los gastos básicos de las personas.
No hemos encontrado respuestas en el gobierno hasta ahora, un claro ejemplo fue cuando se dio el reclamo de los trabajadores del neumático, donde el Estado salió a respaldar a la patronal, una cosa impensada por la ideología peronista, porque los trabajadores reclamaban un salario que contenga las principales necesidades de este sector, que ya venía con un sueldo que quedó atrasado respecto al principio de año.
El año que viene cumplimos 40 años de haber recuperado la democracia, que es todo un mito para nuestra historia nacional, porque significó haber superado las tentaciones autoritarias, tuvimos muchísimos logros sobre todo en el campo de los Derechos Humanos, pero que fueron, sobre todo, el fruto de las movilizaciones populares y del reclamo nacional.
Tenemos que construir nuevos canales de participación, hacer una democracia más participativa y para eso hay que generar nuevos espacios, con nuevos dirigentes. Es necesario observar todo lo que tenemos en este transitar hacia el año 2023.
No podemos permitir que continúe esta situación. La sociedad se acostumbró al pragmatismo, a decidir entre lo que hay. Tenemos que recuperar esa mística y atrevernos a avanzar más allá de lo que nos están proponiendo.
No podemos ser cómplices de esto, porque sino, estamos contribuyendo al descreimiento en la política y aceptando las tentaciones de la ultraderecha que no hacen más que reforzar todo lo que estamos sufriendo en estos últimos años. No hay nada distinto ni novedosos en sus discursos agresivos violentos que estigmatizan a los sectores más postergados que necesitan menos odio y medidas más concretas para progresar.