En los últimos días, distintas figuras del peronismo han elogiado y justificado a la vicepresidenta Victoria Villarruel, conocida por negar la existencia de los 30.000 desaparecidos y defender a los genocidas de la última dictadura militar. Estos personajes, que hoy ganan protagonismo dentro del peronismo, parecen alejarse de la modernización y buscan dejar en claro que existe un peronismo de derecha. No muestran reparos en aceptar cargos dentro del movimiento mileinista, como en el caso de Daniel Scioli.
Sergio Berni afirmó hace pocos días: «Yo a Villarruel la quiero en mi equipo porque veo una peronista, veo una persona con una impronta nacionalista, que es de lo que este gobierno carece absolutamente». No es el único, ya que parece que en algunos sectores del peronismo se ha puesto de moda reivindicar a Victoria Villarruel. Esto ocurre en medio del escándalo por la visita de seis diputados de La Libertad Avanza a genocidas en Ezeiza.
Pero Berni no es el único. Hace unos días, Guillermo Moreno evitó condenar lo que todo el mundo sabe: que Villarruel visitaba a genocidas como Videla cuando estaba preso, niega la existencia de los 30.000 desaparecidos y defiende a los responsables de la última dictadura militar.
Puede parecer que Moreno está ganando popularidad, pero la realidad es que aprovecha cualquier oportunidad en los medios para expresar estas ideas y atacar el matrimonio igualitario y el derecho al aborto. Además, reivindica a exmilitares carapintadas como Seineldín y defiende el genocidio contra el pueblo palestino. Pareciera que tiene más votos como panelista que como militante.
Berni y Moreno se hicieron conocidos durante el kirchnerismo, que a pesar de su discurso progresista, los promovió y los respaldó ante las críticas. Moreno fue funcionario en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Recientemente, fue condenado a tres años de prisión condicional y seis años de inhabilitación para ejercer cargos públicos por abuso de autoridad y manipulación de datos del INDEC.
Quizás no lo comparta en redes sociales, pero las y los trabajadores del INDEC aún recuerdan las asambleas con patotas y seguridad privada.
Berni, conocido como «el Rambo de la Panamericana», fue ministro de Seguridad durante las gestiones de Cristina Kirchner y Axel Kicillof. En todas sus gestiones, se destacó por reprimir luchas obreras y populares. El alto perfil de personajes como estos está relacionado con la crisis de liderazgo, fragmentación y falta de proyecto que arrastra el peronismo después de la derrota del Frente de Todos y las denuncias contra Alberto Fernández.
Algunos, en lugar de proponer un camino de lucha, promueven la idea de que la derecha se combate con más derecha. Sin embargo, muchos creemos que lo que allanó el camino para Milei y Villarruel no fue la lucha contra la impunidad de los genocidas ni el feminismo, sino las políticas comunicacionales de los medios hegemónicos y el fracaso de la política económica de Alberto Fernández.