Roberto Goyeneche, nacido el 9 de enero de 1926 en un pequeño pueblo de Entre Ríos y criado en el barrio porteño de Saavedra, es una de las figuras más icónicas del tango argentino. Hincha de Platense, trabajó como chofer de colectivos, taxista y mecánico antes de que su pasión por el tango lo llevara a la cima de la música.
A los 18 años, en 1940, debutó en una orquesta típica y rápidamente se convirtió en uno de los cantores más destacados, colaborando con las más importantes orquestas del momento, como las de Horacio Salgán, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla. En 1960, Goyeneche formó su propia orquesta, y su carrera despegó cuando grabó «Balada para un loco» junto a Piazzolla y Horacio Ferrer. Este tema, que rompió con los esquemas tradicionales del tango, consolidó su lugar en la historia de la música.
El Polaco, como era conocido, tenía un estilo único, marcado por su particular forma de colocar la voz y utilizar los silencios, lo que lo consagró como uno de los grandes de su tiempo. A pesar de sus problemas de salud, que comenzaron en 1980, su carisma y su forma de interpretar el tango lo convirtieron en un modelo a seguir para las nuevas generaciones de músicos.
En 1988, Goyeneche alcanzó nuevas audiencias con su participación en la película «Sur» de Pino Solanas, donde colaboró con Fito Páez y se produjo una fusión entre el tango y el rock. Su legado fue reconocido en 1990 cuando recibió el Premio Konex a su trayectoria.
Un año antes de su muerte, en 1993, Goyeneche vivió un momento memorable cuando Charly García, recién salido de una internación, llegó en una limusina a uno de sus shows en Michelangelo. Goyeneche había recorrido el país y el mundo con su música, pero en 1994, una neumonía fulminante acabó con su vida.
Entre sus interpretaciones más destacadas se encuentran «Sur», «Malena», «Garúa», «Afiches», «La última curda», «Cafetín de Buenos Aires», «Che bandoneón», «El último café», «Gricel», «María», y su versión de “Naranjo en Flor”, que lo consagraron como uno de los mejores cantantes de tangos y un ídolo popular. Roberto Goyeneche falleció el 27 de agosto de 1994, pero su legado sigue vivo en la música y en el corazón de los amantes del tango.