El hartazgo llegó. Los independientes y la oposición ya no solo critican a Javier Milei, sino que hasta le faltan el respeto institucional, algo que, según muchos, él mismo se ha ganado.
Trece meses de agresiones, prepotencia y mentiras terminaron por colmar la paciencia. Uno de los movimientos más destacados en la escena política ha sido el exacerbamiento del autoritarismo de Milei y su hermana Karina, no solo hacia afuera, sino también dentro de sus propias filas.
La primera víctima fue Ramiro Marra, referente y fundador de La Libertad Avanza, expulsado del espacio hace unos días mediante un escueto comunicado en X (ex Twitter):
«Todos aquellos que no respeten la agenda del Presidente serán expulsados. No importa quiénes sean».
A Marra, literalmente, «lo ejecutaron».
En otro reportaje, el presidente afirmó:
«Dicen que mi hermana tiene una guillotina. Bueno, sí, tiene una guillotina. Si usted hace cosas en contra de los parámetros que nosotros tenemos, guillotina».
El mandatario también expulsó al titular de ANSES, Mariano de los Heros (por adelantar que se prepara una reforma jubilatoria), y a Sonia Cavallo, embajadora ante la OEA e hija del ex superministro menemista. Este último despido generó controversia, ya que Domingo Cavallo, hasta hace poco, era elogiado por el oficialismo y ahora es calificado como «impresentable» por cuestionar aspectos del modelo económico.
Estos son solo dos nombres de una extensa lista de despedidos en apenas un año, que incluye a ex altos funcionarios como Nicolás Posse y Diana Mondino. En promedio, Milei ha echado a dos funcionarios de alto rango por semana.
El periodista Ernesto Tenembaum calificó la situación como el «stalinismo de Milei», en referencia al clima de persecución interna. El nerviosismo del presidente y su hermana los ha llevado a aplastar toda disidencia, lo que sugiere que, quizá, no todo está bajo control. Las batallas en redes sociales ahora parecen jugarle en contra.
Temas peligrosos
La economía no comenzó bien este año electoral, que será decisivo para el futuro del gobierno de Milei. Hasta el tercer domingo de octubre, el camino es largo. La economía real no despega, los trabajadores ven caer sus salarios, jubilaciones, prestaciones de salud y educación, o incluso pierden sus empleos.
Además, comienzan a quedar al descubierto las debilidades del esquema financiero y crecen las dudas en los mercados. Circulan rumores sobre la posible salida de Luis Caputo o su subordinación a Federico Sturzenegger.
En este contexto, la Bolsa argentina cayó más del 10 % en un mes, mientras que el Banco Central sigue vendiendo reservas para evitar una devaluación antes de las elecciones. Milei busca frenar la inflación para no sufrir una derrota electoral que agrave la crisis económica y política.
El despojo de miles de kilos de oro del Banco Central, que fueron enviados a Inglaterra, también ha generado controversia.
Crisis política y pérdida de aliados
En la coalición oficialista, la relación con el PRO se enfría cada vez más. La apertura comercial y el déficit de cuenta corriente tensan la discusión sobre la salida del cepo.
El creciente consenso de que «el dólar está atrasado» irrita a Milei, pero es una postura sostenida por Domingo Cavallo y economistas afines, así como por sectores del agro y la industria.
El FMI, por su parte, exige una devaluación para que Argentina acumule dólares y pague la deuda externa. La demora en firmar el acuerdo con el organismo es uno de los factores que inquieta a los mercados.
El pacto con el FMI podría retrasarse hasta después de las elecciones de octubre, lo que suma incertidumbre a un modelo económico que ya muestra sus tensiones.
El mito de la lluvia de inversiones
Después de 14 meses de gestión, se desmorona el discurso del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), que prometía atraer capital extranjero y salvar al país. En la práctica, solo ha impulsado la bicicleta financiera, el blanqueo de capitales y la dependencia del FMI.
Para la mayoría de la población, todo parece una trampa: ni el ajuste de Milei ni una eventual devaluación ofrecen una salida real. Se percibe un desconocimiento profundo sobre los mecanismos de saqueo de la deuda externa.
Trump, el falso amigo
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca fue festejada por Milei como un avance en su «batalla cultural». Sin embargo, la realidad es menos favorable de lo que el presidente argentino esperaba.
Trump ha reforzado el dólar y endurecido el proteccionismo con suba de aranceles, medidas que van en contra del «libre comercio» que pregona Milei. Además, en sus recientes declaraciones, el mandatario estadounidense señaló el déficit de su país con Argentina, lo que sugiere que las relaciones bilaterales no serán tan simples ni favorables para el gobierno libertario.
Por ahora, Milei se encuentra en una posición de debilidad, suplicando apoyo para destrabar el acuerdo con el FMI.
Davos: un tiro en el pie
Eufórico tras su visita a la asunción de Trump, Milei pasó por Davos y desató la polémica con un discurso de odio contra la diversidad sexual y las mujeres. Sus declaraciones fueron ampliamente repudiadas, y días después, una multitud en las calles de Argentina y otras partes del mundo dejó en evidencia la existencia de una fuerte oposición política y social a su gobierno.
En un intento de corregir la situación, el oficialismo ahora busca endurecer el Código Penal y avanzar con un punitivismo de ultraderecha centrado en la llamada «inseguridad», lo que probablemente será uno de los ejes de su campaña electoral.
Encuestas y falta de consenso
Según un informe reciente de la consultora Atlas, el 63 % de los argentinos considera que la situación económica está mal. Además, la desaprobación de Milei pasó del 45,4 % en diciembre al 49,9 % en enero, mientras que su aprobación cayó de 47,4 % a 46,8 %.
Un estudio de Zubán Córdoba y Asociados reveló que el 67,8 % de la población cree que el Estado debe garantizar igualdad de oportunidades. Asimismo, el 66,6 % opina que los multimillonarios deberían pagar más impuestos, y el 66,5 % considera que la desigualdad de ingresos en Argentina es demasiado alta.
Algo huele mal en Dinamarca
Mientras en los círculos de poder crecen las dudas, en la sociedad comienzan a manifestarse cambios. La masiva movilización contra el discurso de Davos evidenció que hay una franja importante de la población dispuesta a salir a las calles en defensa de sus derechos.
Sin embargo, un dato llamativo es la pasividad de la CGT en la era Milei. La central sindical ha optado por el silencio, mientras sectores del PRO, falsos radicales y peronistas aliados en el Congreso Nacional le han dado gobernabilidad al presidente, permitiéndole avanzar con su agenda.
La falta de liderazgos nacionales es, sin duda, un fenómeno preocupante.