Sergio Massa acaba de producir un hecho electoral que será estudiado, porque había sacado 22 por ciento en las primarias y la suma con los votos de Juan Grabois llegó a 27. Ahora llegó casi a 37 por ciento en la primera vuelta. Es decir que su fórmula con Agustín Rossi creció casi quince puntos
El 19 de noviembre será la segunda vuelta entre Massa, Unión por la Patria y Javier Milei, de La Libertad Avanza, que logró el mismo porcentaje que en las primarias, 29,9 por ciento de los votos.
Con el tic tac del reloj arrancó la campaña de los dos contendientes del duelo final. Massa vs, Milei- El objetivo es seducir y atraer a la mayoría de los electores que se inclinaron por otras opciones o por los que no fueron a votar.
Massa empezó su discurso apuntando a los que habían optado por “Myriam (Bregman), por Juan (Schiaretti)”, a “los radicales, los que votaron en blanco y los que no fueron”. Creando un universo posible para crecer.
En un primer pantallazo, puede evaluarse que el balotaje será parejo. En principio podría sostenerse que el 23 por ciento que respaldó la candidatura de Patricia Bullrich tiene más empatía con Milei que con Massa; por cuestiones ideológicas y por un marcado sentimiento antiperonista.
Sin embargo, en ese caudal electoral también hay un segmento –difícil determinar su volumen– que es culturalmente radical. No se trata de que tengan las fotos de Hipólito Yrigoyen y Raúl Alfonsín pegadas en el parabrisa
Es una m manera de razonar, de entender la sociedad y la política. Son los votantes de Martín Lousteau, por ejemplo, que no creen que haya que dinamitar el Estado con una bomba nuclear, ni privatizar la educación, la salud y las jubilaciones.
Son vasos comunicantes que los acercan más a Massa que a Milei. Es una franja del noperonismo, que es distinto del antiperonismo, quizá no la mayoritaria pero sí importante, que no comulga con el fundamentalismo neoliberal facista-
No se trata de negar la propia identidad, pero sí de suavizarla por unas semanas. Es probable que una parte de ese voto ya se haya ido con Massa en esta primera vuelta.
Bullrich bajó, en porcentaje, cinco puntos respecto de lo que había sacado en las PASO la suma de su coalición y, en cantidad de votos, perdió 500 mil.
Massa necesita al menos un 25 por ciento de los votos de Bullrich para acercarse a la victoria.
Los nuevos votantes del cordobés Juan Schiaretti, que creció del 3 al 6 por ciento, mordiéndole algo a JxC, son parte de ese segmento que combina antikirchnerismo y la idea de que debe haber un fuerte rol del Estado. Son naturalmente más cercanos a Massa, pero hay que hablarles.
En el caso de votantes de Myriam Bregman, hay solo dos opciones: votan en blanco o lo hacen por Massa aunque les duela el estómago. Milei no puede ingresar en ese segmento.
¿Cuánto pesan las posiciones de los dirigentes sobre los votantes de sus partidos? nadie podra afirmar dcon certeza- pero todo suma, dirían en el barrio, pero un funcionamiento orgánico de los electores es algo que no tiene el volumen de otras épocas.
Hay otro segmento clave en el que Massa puede buscar: los que no fueron a votar. En las elecciones de este domingo 22 de octubre creció mucho la participación respecto de las PASO.
Llegó al 77 por ciento del padrón. Sin embargo, si se lo compara con la primera vuelta del 27 de octubre de 2019, todavía hay un trecho para crecer. En esa jornada que consagró al presidente Alberto Fernández la participación ascendió al 81 por ciento de los votos.
Después de acusarla de terrorista,tira bomba en los patio de los jardin infantes, pero luego arrependtido, ahora Javier Milei busca los votos de Patricia Bullrich
El motosierra
La noche del domingo 22 de octubre, Javier Milei mostró un pragmatismo que no había aparecido luego de las PASO.
Fue directo a buscar el voto de Bullrich. En su visión, quizá demasiado lineal, lo que más quieren en la vida esos votantes es “terminar para siempre con el kirchnerismo”.
En pocos minutos el líder de La Libertad Avanza pasó de acusar a Bullrich de “Montonera que ponía bombas en los jardines de infantes” a proponerle formar parte de su gobierno.
El giro en el aire no es una novedad en la política mediatizada, donde los valores no interesa-
El punto es si resulta creíble para los electores. Un dirigente puede prometer viajes a la luna, el punto complejo es que le crean.
Milei tiene claro su objetivo: sumar el voto duro antiperonista que habita en JxC. Es probable que no necesite hacer demasiado esfuerzo para lograrlo. Esto es lo que augura que el balotaje no será un paseo por el parque sino una elección peleada y con final abierto.
En la dirigencia de JxC la dispersión de opiniones se disparó de inmediato y seguía creciendo hasta hoy-
Hay varios interrogantes posibles. Además de las obvias diferencias entre el radicalismo, sectores del PRO y la extrema derecha, ¿le conviene a JxC una victoria de Milei? ¿Cuántas posibilidades de éxito tiene esa gestión? ¿Acaso no quedarían pegados a nuevo fracaso gubernamental?
En cambio, un triunfo de Massa los deja en la posición de seguir siendo la alternativa al peronismo y tratar de reconstruirse para 2025 y 2027.
¿Les conviene más ser parte del gobierno del “loco” de la motosierra o de la oposición al gobierno de Unión por la Patria y pelear el liderazgo de ese sector?
En las respuestas a estos interrogantes radican también las posiciones que se definen por estas horas, aunque los únicos dueños de los votos son los ciudadanos.