La violenta jornada que se vivió en Estados Unidos el miércoles, en la que cientos de manifestantes que expresaron apoyo a Donald Trump ingresaron al Capitolio en Washington DC, dejó un trágico saldo de cuatro muertos y al menos 15 heridos.
Dentro del edificio, en el que se llevó adelante el recuento de votos a cargo del Colegio Electoral, se vivió un hecho sin precedentes en la historia del país norteamericano. Enfrentamientos, gases y balazos. Las autoridades locales confirmaron que detuvieron a unas 50 personas.
Las imágenes conmocionaron al mundo: congresistas que corrían a refugiarse mientras evacuaban al vicepresidente Mike Pence, humo, caos, gente que destruía estatuas, con las caras tapadas, pancartas y palos en mano. Se sacaban selfies en las bancas y hasta fuego.
Cientos de seguidores del ahora expresidente Trump pudieron ingresar al edificio luego de derrumbar las vallas que rodeaban la parte trasera del Congreso estadounidense en la capital del país. Adentro, se intentaban contar los votos que finalmente confirmaron a Joe Biden como flamante mandatario. La sesión se suspendió de emergencia.
La Policía ordenó al personal y a los legisladores abandonar el lugar y pidió refuerzos. Mientras tanto, los grupos violentos sumergían al Capitolio y a todo Washington en un clima inédito, la alcaldesa Muriel Browser instaló el toque de queda en la ciudad, que quedó en extrema tensión y sitiada por fuerzas de la Guardia Nacional y el FBI que llegaron a controlar la situación.