Ya no somos más Nisman

OPINIÓN | A 6 años del terraplanismo procesal implantado por el Dr. Ricardo Lorenzetti cuando presentó un video con presuntos hechos impunes en la Argentina, entre los que estaba la muerte del fiscal. Notable circunstancia porque la causa se encontraba en plena investigación debido a que el fiscal acababa de morir y una “persona de derecho”, ni más ni menos que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no puede permitirse prejuzgar o surfear por encima del cuadro probatorio en etapa instructoria.

A 6 años de una causa que como no indicaba la presencia de terceras personas en el dpto. de Nisman, hubo que inventar una pericia que lo diera por asesinado. Meses antes Clarín anticipó que “la pericia de Gendarmería dirá que hubo terceras personas que participaron en el hecho”. “La presentación del informe de Gendarmería al juez federal Julián Ercolini aún no tiene fecha, pero se estima que se produciría dentro de los próximos 30 días”.   

A 6 años la causa deambula entre la agonía y la apatía porque no saben qué hacer con ella. Como en un rompecabezas invertido donde falta la pieza central: el homicida esfumado.

Nada hizo prever que la intrascendente ley (no trascendió) del Memorándum de Entendimiento con Irán derivaría en el suicidio del fiscal Natalio Nisman y que tal muerte se convertiría en sorprendente caso de lawfare. Desde el inicio el expediente fue manipulado al violarse la garantía constitucional del juez natural. Sorteada la causa recayó en el juez Casanello tras lo cual y bajo la excusa de un bloqueo del sistema informático, se realizó un innecesario y nuevo sorteo, asignándosele al juez Ercolini. La manipulación en la selección del magistrado se denomina en la jerga judicial “forum shopping”.

Nisman fue un peón al que operaron tanto la oposición política de ese entonces (Patricia Bullrich, Laura Alonso), como los servicios de inteligencia (Jaime Stuiso), la embajada de EE.UU a la que le rendía cuentas Nisman y organizaciones comunitarias judías vinculadas a los intereses geopolíticos de la derecha israelí. (Sigue el lawfare). 

A 6 años del suicidio de Nisman o del inicio del camino hacia el triunfo PRO – UCR en las elecciones generales de 2015. Y donde las muertes (también CROMAÑON, ONCE) le sirvieron a Macri para asfaltar ese camino. ¿De no haberse instalado la idea de la autoría intelectual de la entonces presidenta sobre lo que habría sido el asesinato del Fiscal o de Aníbal Fernández acerca del triple crimen de General Rodríguez, Macri hubiese sido presidente? Es contra fáctico, sin embargo sabemos que Mauricio Macri ganó las elecciones por 51% a 49%, un margen muy estrecho para beneplácito e incidencia de las fake news y de los tribunales mediáticos (Continúa el lawfare). Nisman muerto sirvió a esos propósitos. 

A 6 años ya no habrá un acto masivo de conmemoración por su muerte; ya no estarán el grupo de fiscales (Moldes, Marijuán, Stornelli, Saénz, Pollicita, Plee, etc.) que fogonearon aquellas movilizaciones tras el “homicidio”. Dado que así lo  decidieron desde un principio quienes, por función y oficio, debían partir de la duda investigativa, de la racionalidad científica – probatoria y no de los actos de fe propios de ese terraplanismo procesal diagramado desde la cúpula del Poder Judicial.    

A 6 años sólo se harán presentes en el recuerdo del fiscal un puñado de amigos y familiares (que también lo abandonaron en la querella con la hipótesis del asesinato) porque ya no somos más Nisman. No obstante el objetivo fue cumplido: al fiscal lo usaron vivo, lo aprovecharon muerto. Daño irreparable para Nisman y su laberinto; para la verdad jurídica y la democracia capturada por los medios de comunicación. (Por Gabriel Chamorro – Destape web)

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