El hecho que motiva el título de la columna, es la reforma constitucional de Salta del año 1998. El Partido Justicialista, con la presidencia de Juan Carlos Romero, presentó su proyecto de reforma constitucional por escrito. Un trabajo excelente, que no se volvió a repetir. En ese informe a la comunidad de los salteños, Romero se comprometía a limitar a dos mandatos y uno de espera y a utilizar la fórmula de la Constitución Nacional, para el mandato del presidente y vice, para aplicar al gobernador y vice de Salta. Igualmente, en un informe de la Alianza Salteña, una asociación entre la UCR y el Partido Renovador, se estableció el compromiso de consignar en Salta la fórmula nacional. Ninguno de los dos sectores cumplió.
La Alianza, ya en la Convención Constituyente, presentó un proyecto, copia de la Constitución de Estados Unidos, que dejaba a Romero sin chance de volver a ser gobernador. Dos mandatos y nunca más. El bloque del PJ respondió agregando dos palabras, y al proyecto de la Alianza lo transformó en el mamotreto actual. Luego la Alianza se retractó, pero Romero se mantuvo inflexible con la nueva redacción y así se aprobó.
Gustavo Sáenz, en los considerandos del proyecto de reforma constitucional, ahora ley, se comprometió ante los salteños a disminuir a dos mandatos seguidos, con un mandato de espera, la duración del gobernador y vice. Por sus expresiones en los medios locales, Gustavo reiteró su compromiso de no eternizar ningún mandato, ni siquiera los de la Corte de Justicia.
El artículo 90 de la Constitución Nacional, que se debió aplicar en Salta y que no se hizo porque nuestra dirigencia no cumplió con su palabra. expresa lo siguiente: “El presidente y el vicepresidente duran en sus funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos y sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo. Si han sido reelectos o se han sucedido recíprocamente no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos, sino con el intervalo de un período”. Como se puede apreciar, el cruzamiento de los cargos de presidente y vice, aunque se realice, no invalida los dos mandatos seguidos. O sea que el presidente solo puede serlo dos mandatos seguidos y el vice igual. Y si se intenta que el vice sea presidente y éste vice, la situación es la misma. Cada uno de ellos solo puede desempeñar la función dos mandatos continuados. En Salta, después de 12 años seguidos de Juan Carlos, el candidato a Gobernador fue su vice Walter Wayar, lo que hubiese resultado imposible si se hubiese utilizado la fórmula nacional en Salta.
En el año 1986 se produjo la reforma total de la Constitución de Salta, que continuó con la tradición constitucional salteña que comenzó con la Constitución de 1821, de un mandato para el gobernador y vice y uno de espera. Según el historiador Atilio Cornejo, criterio que comparto, esta cláusula constitucional evitó el caudillismo en Salta. El Artículo 137 establecía: ”Duran cuatro años en sus funciones, no pueden ser reelectos en el período siguiente a su elección , ni sucederse recíprocamente y cesan el mismo día en que expira el período legal, sin que por ninguna causa pueda ésta prorrogarse ni completarse.
Si Gustavo quiere que Salta vuelva a ser republicana, tiene que volver a la fórmula de 1986. Un solo mandato obliga al gobernante a ser un estadista, para dejar en la comunidad la sensación de un buen gobierno. Para lograr el segundo mandato, nuestro gobernador se transforma en un busca votos. Si se elige volver a 1986, en una cláusula transitoria de la futura reforma, se puede expresar que este primer mandato de Gustavo no se toma en cuenta. Pero si lo hace con un mandato de ocho años, como se comprometió, en la práctica el actual gobernador permanecería en el poder doce años, igual que Juan Carlos y Urtubey.
Gustavo: sabemos que vas a cumplir. Ya estuviste en una fórmula presidencial y tu actuación en los medios nacionales fue muy buena. Es posible que esto se repita. Pero comienza con cumplirle a los salteños.
Debemos estudiar la posibilidad de que esta reforma sirva para establecer en Salta, la prohibición de que los parientes cercanos, por consanguinidad o por afinidad, puedan suceder al gobernador y al vice, como ocurre en algunas provincias argentinas y en muchos países, como Paraguay, Costa Rica y Ecuador. En Argentina ya hemos tenido doce años del matrimonio Kirchner como presidentes y uno de Cristina como Vice. Y Máximo pinta para suceder al desvaído Alberto.
Evo Morales provocó una crisis institucional al intentar un mandato no previsto en la Constitución. Y el actual gobernador de Santiago del Estero, cuando la Suprema Corte de Justicia no lo habilitó para un nuevo período, hizo gobernadora a la mujer.
Santa Cruz es propiedad de la familia K.
No permitamos que Salta sea Formosa o Santa Cruz. Nos organicemos para que Gustavo se vea obligado a cumplir con su palabra, para que no volvamos a un sistema gubernativo muy parecido a un feudo.
En otra columna volveremos con los mandatos de legisladores e intendentes. Y también sobre la igualdad de las personas, garantizada por las Constituciones Nacional y provincial, las Naciones Unidas y los Tratados Internacionales. Si las mujeres son iguales a los hombres para votar y ser elegidas, ¿por qué hay 22 senadores y una sola senadora? ¿Por qué el voto de un habitante de las grandes ciudades vale veinte veces menos que el habitante de los pequeños departamentos? Por ahora les informo que en Méjico y Paraguay, el Presidente puede gobernar un solo mandato y nunca más puede volver a ser Presidente ni vice. En USA el presidente puede durar dos mandatos y nunca más puede volver a ser presidente, pero el vice puede optar por la presidencia. En Paraguay, el vicepresidente, ministros y otros cargos jerárquicos, si quieren optar por ser candidatos a presidente, deben renunciar por lo menos seis meses antes de la fecha de elección, para que desde sus cargos no puedan influir en el resultado electoral. Un impedimento curioso, que no encontré en otras constituciones, no permite a los propietarios o copropietarios de medios, ser presidente o vice. Después de 35 años de Stroessner, se modificó la Constitución sin posibilidad de volver a ser presidente. Una coalición entre el entonces presidente Horacio Cartés y Fernando Lugo, ex presidente, para que ambos puedan optar nuevamente por la presidencia, fue rechazada con fuertes levantamientos populares.
En otro momento trataré las diferencias de los sistemas parlamentarios con los presidenciales, como el nuestro. Un jurista, Aleardo Laría, en una jornada organizada por el extinto Círculo de Legisladores de Salta, expresó que las provincia argentinas podían optar por un sistema parlamentario, pues no afectaría el sistema representativo, republicano y federal.
Anticipo que voy a votar al Partido que prometa, por escrito y públicamente un solo mandato y uno de espera, pues de ese modo, volveremos a ser república y no la monarquía electiva que tenemos ahora.
Unidos y Organizados, Una Argentina y Una Salta más justa es posible.
Santos Jacinto Dávalos