«Los adultos nos tendrían que incluir más para poder ayudar»
La frase «nadie nos dice nada», se repitió en varias de las declaraciones que las alumnas ante los medios de comunicación de la provincia.
Durante la última semana los medios de comunicación reflejaron las múltiples denuncias de acoso y abuso sexual que se empezaron a conocer en diferentes colegios secundarios de Salta. Fueron las adolescentes quienes dijeron «basta» y salieron a ocupar las calles a pedir por su seguridad. A pesar de ello, aún hay resistencia de muchos directivos y autoridades del Ministerio de Educación de Salta, que parecieran que tener dificultades para reconocerlas como sujetas de derechos, y priorizar un diálogo urgente para atender a la situación.
La frase «nadie nos dice nada», se repitió en las entrevistas que las estudiantes brindaron a distintos medios de comunicación. La mirada adultocentrista evidencia que en estas situaciones se decide un diálogo únicamente con los adultos, a pesar de que las adolescentes son las principales afectadas. El Ministerio dice que se está dando una contención al estudiantado, pero ¿cómo se brinda esa atención?, ¿cuál es el sustento si no se habla con las directamente afectadas?
P., estudiante del Colegio Secundario N° 5094, Raúl Scalabrini Ortiz, contó que realizaron la protesta el miércoles último para que desde la dirección del establecimiento les den explicaciones sobre el intento de abuso sexual a una chica de 13 años por parte de otros dos estudiantes. «Nunca nos dieron ninguna explicación, sólo los preceptores nos decían que no vayamos solas al baño», relató.
Los hechos denunciados sucedieron en los sanitarios de la planta baja del colegio, y la familia de la adolescente hizo una denuncia penal por intento de abuso sexual simple. El Ministerio Público Fiscal de Salta confirmó que el fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Rodrigo González Miralpeix, inició una investigación penal preparatoria.
P. recriminó que tuvieron que enterarse de lo ocurrido por una preceptora que se lo comentó a un grupo de alumnas. «No puede ser que tengamos que enterarnos por otros medios porque se trata de nuestra seguridad», cuestionó. A la estudiante le surgen dos hipótesis sobre los motivos por los que los directivos les niegan el conocimiento de estos hechos. Por un lado, «que tienen miedo de que hagamos algo», como fue la sentada, o «piensan que no entenderíamos, cuando claramente sí lo haríamos». «Necesitamos saber qué pasa», ratificó.
«Los adultos nos tendrían que hablar e incluir más con este tipo de temas porque podemos ayudar, opinar», pero para ello «necesitamos que los adultos nos hablen a nosotros», insistió. Aseguró que entiende la complejidad del tema cuando se habla de abusos, pero apeló a una mayor inclusión porque «por algo nos están protegiendo, y si nos hubieran protegido bien, esto no hubiera pasado«.
En la misma línea, habló Aramis Padilla, de la Federación de Estudiantes Secundarios de Salta (FESS). «Casi siempre nos terminan subestimando por creer que somos chicos para recibir tal información, pero después somos grandes para hacer tales otras», afirmó.
Precisó que existe una mirada adultrocentrista sobre «todo lo que nos pasa», sin reconocer que «somos nosotros los que realmente sabemos qué es lo que nos pasa y necesitamos». «No nos escuchan y por lo tanto, no se pueden resolver los problemas«, aseguró. La Federación repudió los abusos y se afirmó que las protestas de esta semana reflejan «el cansancio de las compañeras».
En ese sentido, Padilla reconoció la tarea que iniciaron las alumnas del Colegio 11 de Septiembre, las primeras en manifestarse y que el lunes último realizaron una sentada tras la denuncia penal de los padres de una adolescente de 15 años que era acosada por un profesor. «Dieron la oportunidad de incenvivar a las demás para que el resto de las compañeras cuenten sus situaciones», aseguró. En esa institución fueron apartados cinco profesores varones por denuncias sobre abusos.
En ese sentido, P. dijo que la protesta que llevaron adelante el miércoles en las puertas del Scalabrini Ortiz fue porque no quisieron dejar sola a su compañera de 13 años. «La queríamos apoyar y queremos justicia para ella, y por todos los casos de abuso que también se empezaron a conocer», expresó. Dijo que hoy sienten inseguridad, y que eso se traduce a una injusticia hacia ellas porque «vamos al colegio para estar seguras, y ahora ni siquiera podemos estar tranquilas ahí».
En el Colegio Juana Manuela Gorriti una alumna denunció que un docente de Educación Física la acosó con mensajes de texto, el hecho fue denunciado penalmente y en la cartera de Educación, que dio a conocer que actualmente el docente fue separado de la institución.
M., que actualmente vive la ciudad de Cafayate pero antes residía en Capital y asistía a este Colegio, aseguró que lo vivido estos últimos días fue porque «las chicas se quisieron hacer escuchar». Dijo que para ella «es muy fuerte todo» porque conoce a las víctimas. «Pero me gusta que las chicas se animen porque hay profesores nuevos que entran con esta idea de hacer lo quieren», agregó. Según precisó, otros tres profesores de este Colegio recibieron acusaciones de acoso.
A las denuncias en los colegios Scalabrini Ortiz, Juana Manuela Gorriti, 11 de Septiembre y Sargento Cabral, se sumaron nuevas acusaciones en los colegios Facundo de Zuviría, Jean Piaget y Julio Cortez, de Orán. «En todos los casos pasó lo mismo: el encubrimiento de parte de los directivos hacia los docentes», denunció Padilla, que asiste al IEM (Insistuto de Educación Media). «Es muy fuerte y feo escuchar que a una amiga o compañera un profesor la está acosando. Duele mucho, pero nos da para seguir luchando y decir basta», expresó.
Indicó que ese encubrimiento impide que muchas víctimas pudan denunciar estas prácticas. Sin embargo, señaló que cuentan con docentes que los acompañan e incentivan a luchar por sus derechos, aunque agregó que la mayoría de las veces estos mismos docentes son perseguidos por los directivos. «Es lo mismo que pasa cuando docentes formados por el Plan ENIA (de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia) son censurados», aseguró.
¿Y la ESI dónde está?
Ni bien se conoció lo sucedido en el colegio Scalabrini Ortíz, las estudiantes pidieron que se profundice la formación en temáticas que les dan herramientas para defenderse, como la educación sexual integral y la prevención de la violencia de género y del suicidio. P. afirmó que ninguna de esas temáticas se trabaja de forma pormenorizada en su colegio, lo que «hacen es traernos un psicólogo o un grupo de profesores que explican el tema, pero no hay un plan sobre eso».
En el caso de la ESI, indicó que en su curso sólo una profesora indagó sobre la temática y «muy por arriba», cuando «sabemos que es muy esencial hablar sobre la ESI y la violencia de género«. Manifestó que tratarlos en profundidad sería hablar sobre el uso de los métodos anticonceptivos, del bullying o del grooming. «Siempre los tratan de correr, y si los dan, es por arriba», denunció.
M. añadió que uno de los acusados en el colegio Gorriti era el que impartía ESI. Reconoció que en la institución existe una base sobre la temática, pero «en la práctica, de parte de los docentes es muy poca», lamentó. Y aseguró que nunca, en los cuatro años que lleva en el Colegio Normal de Cafayate, recibió ESI, formación que vienen exigiendo. La estudiante subrayó que en el interior es todavía menor el contenido de ESI que se imparte, cuando se dicta.
«Al no haber ESI es muy difícil ayudar o quejarse de estas cosas porque hay mucha desinformación», indicó. En ese sentido, informó que tampoco cuentan con un centro de estudiantes, herramienta que les posibilitaría canalizar estas demandas. En este estado de indefensión situó el hecho de que muchas estudiantes están denunciando anónimamente o se lo comentan a otras chicas por miedo a las consecuencias, y resaltó la obligación que tienen las autoridades de «llegar a esas chicas y ver cómo seguir el camino legal«, aunque aseguró que existe «mucha demora» en la reacción por parte de los directivos, o directamente se encubre a los docentes denunciados.
Y recriminó el inclumplimiento de protocolos para abordarlos. Salta tiene la Resolución 546D, que crea el Protocolo de Actuación frente a estos casos o similares que involucren situaciones de maltrato, abusos sexuales o violencia de género.
Además, contó que la directora del Gorriti pidió a los estudiantes de 5° año, por ser los más grandes, que no hablaran del caso. M. dijo que junto a otras estudiantes iniciaron una consulta a sus compañeras para saber si habían sufrido algún tipo de acoso o abuso por parte de integrantes de la comunidad educativa.
Padilla manifestó que sostienen el pedido de que se dicte educación sexual integral de calidad de manera transversal en cada una de las materias. «La ESI no tiene que ver únicamente con lo reproductivo y necesitamos que eso se entienda para poner las cosas sobre la mesa y discutir sobre los micromachismos y saber que el silencio no debe ser por siempre. Eso es lo que tiene que ser la ESI, tiene que ser la posibilidad para que podamos ser escuchados«, precisó.
La FES viene relevando el dictado de ESI, y Padilla dijo que el estado de implementación varía en cada institución. «La mayoría no nos da una buena noticia, si es que allí se implementa», sostuvo señalando que en muchos colegios ni siquiera se nombra a la ESI. «Muchas veces dicen que dan ESI con una charla de 10 minutos, pero así no es», reclamó.
En su caso, el IEM es uno de pocos colegios que cuenta con un centro de estudiantes y cuenta con una asesoría de salud integral.
(Fuente: Salta 12)