OPINIÓN – En carrera hacia 2023, los dos líderes del Pro definieron reuniones periódicas entre sus principales operadores con objetivo doble: frenar conflictos mediáticos a tiempo y cancelar la intermediación del ex Presidente. Nuevo almuerzo y armado bonaerense.
Aun en el peor momento de la guerra fría, la leyenda dice que Estados Unidos y Rusia mantenían canales para dialogar, o un teléfono rojo que levantar en caso de emergencia. Hace algunas semanas, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta (salvando las distancias) acordaron algo parecido para frenar los enfrentamientos mediáticos entre unos y otros. Definieron que habrá reuniones periódicas de sus principales operadores para resolver conflictos, aclarar reglas de juego y evitar que las disputas escalen a los medios de comunicación. En eso anduvieron, almuerzo mediante, los dirigentes de ambos: Fernando Straface, de parte de Larreta, y Gerardo «Jerry» Milman, del lado de Bullrich. También hubo un encuentro de Mauricio Macri con las figuras principales: Bullrich, Larreta, María Eugenia Vidal, entre otros, con la misma idea de evitar mayores peleas.
Las tensiones entre dos de los precandidatos a presidente del PRO se hicieron evidentes en más de una oportunidad. La más lejana, cuando Florencia Arietto abandonó el espacio de Bullrich y pegó el salto al de Larreta, para acompañar la candidatura de Diego Santilli a gobernador. En ese momento, Bullrich comentó en más de una entrevista que no le había parecido bien y que era «jugar sucio». En privado, dijo cosas bastante peores.
Hace unas semanas, volvió a estallar otra discusión por la decisión de mencionar a Javier Milei en un comunicado de Juntos por el Cambio. Nuevamente, Bullrich se diferenció públicamente, criticó ese comunicado y dijo que no la habían dejado participar del debate porque llegó tarde. Del otro lado, la acusaron de mentir: dijeron que el comunicado lo redactó ella. Bullrich, no obstante, tiene pensado volver a llevar el tema a la mesa nacional.
Para evitar más conflictos públicos, Larreta y Bullrich acordaron que sus dirigentes de confianza van a tener almuerzos cada 15 días para discutir lo que haya que discutir y resolverlo antes de que se convierta en un escándalo. Por eso, se vieron Straface y Milman. Este último es la mano derecha de Bullrich desde la experiencia que compartieron en el ministerio de Seguridad. La defiende hasta en sus costados más polémicos. El primero fue el jefe de campaña en la Ciudad, es el secretario general del Gobierno porteño y uno de los principales armadores de la candidatura presidencial de Larreta.
El lugar elegido para reunirse fue un restaurante en Puerto Madero, del que es dueño nada menos que Ezequiel Sabor, el ex secretario de Trabajo porteño y ex embajador de Cambiemos. Los encuentros tienen una doble función: frenar a tiempo conflictos y cancelar la intermediación entre Bullrich y Larreta que quiere orquestar Mauricio Macri. Al ex presidente le encanta ponerse en el lugar de líder del espacio que resuelve los problemas de sus pequeños seguidores. También, en la misma línea, le gustaría que lo vieran como un «gran elector» de quién será el candidato del PRO (siempre que no sea Macri mismo).
Tanto Bullrich como Larreta temen ese último escenario, y dijo un escritor argentino que el espanto une tal vez más que el amor. Bullrich, sobre todo, porque Macri acapararía buena parte de sus votos. Ya dijo que no responderá qué hará en esa circunstancia, porque ninguna respuesta es buena. Larreta, en cambio, cada vez más deja trascender que si a Macri se le ocurre lanzarse, él le va a competir.
El encuentro entre los consiglieri transcurrió sin grandes novedades. El emisario de Larreta volvió a transmitir que el jefe de Gobierno quiere consensuar algún mecanismo para que llegue un sólo candidato del PRO a las PASO y no que compitan en las PASO. Ese mecanismo no está resuelto: Bullrich no acepta una interna con afiliados, ni tampoco la convence la idea de un pool de encuestas que defina la suerte de los candidatos del PRO. Ella prefiere competir en las PASO. Larreta sigue argumentando que eso sería fatal para el PRO, porque los radicales sí van a llegar con un único candidato, fruto de alguno de los mecanismos que Bullrich rechaza, y le podrían ganar la interna. Todo esto, por ahora, no tiene resolución entre los precandidatos PRO.
De eso también hablaron en otro almuerzo que tuvieron Larreta, Bullrich, Macri, Santilli, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Jorge Macri, Humberto Schiavoni, Federico Pinedo, entre otros. Es el tercero desde que el ex presidente propuso comenzar con esa metodología para bajar el nivel de internas: hubo uno de la vieja mesa chica y otro que tuvo –como el de este lunes– la participación de dirigentes que tallan en el armado bonaerense. Hasta ahora, no salió tampoco de esos encuentros una solución para el dilema de cómo se definirá el candidato.
Fuente: Página 12