Para las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023, falta menos de un año. Para el 13 de agosto están previstas las Primarias Abiertas, Simultáneas Obligatorias donde se seleccionarán los candidatos. El panorama no parece claro, especulaciones, drama televisivo, opositores sin lideres atentados y un presidente que no logra estabilizar el rumbo.
La suspensión de las PASO es propiciada por la mayoría de los gobernadores, pero defendida por el Presidente Alberto Fernández y su base territorial, conducida por funcionarios, que aún lo ilusionan con un segundo mandato. Si fuera necesario un balotague o desempate entre las dos primeras fórmulas, se produciría el 24 de noviembre.
Ese proceso, que debería ser de rutina democrática, transcurre en un ambiente de miedo, por la penosa situación económica y la peor crisis internacional que se descarga sobre los sectores más vulnerados de la sociedad; la intención homicida que apuntó a la Vicepresidenta CFK y cuyas ramificaciones políticas y económicas siguen saliendo a luz; las amenazas de renovados ataques a la producción y el trabajo y a derechos laborales y previsionales que anticipa el ex Presidente Mauricio Macri en su libro “Para qué” y en una decena de proyectos de ley de su coalición;
El precedente de Estados Unidos en 2021, cuando el Presidente Donald Trump no reconoció su derrota e instó a sus partidarios a tomar el Congreso; y la intención presidencial de postularse para la reelección fue ridiculizada por el medios más próximo al jefe de Estado, que conduce Fabián De Sousa, uno de cuyos directivos es el jefe de gabinete de asesores.
La portavoz presidencial Gabriela Cerruti cuando habló en nombre de Alberto Fernández, aludió a ALFA, el participante en un programa el GRAN HERMANO, que desató una polémica por televisión en torno a la reputación del presidente, y cuyo escalamiento MEDIATICO se teme en el gobierno para los próximos días.
El Presidente eligió el mismo medio para defender la respuesta de la portavoz, que hizo propia. Alberto Fernández cree que discutiendo con semejante antagonista realzará la investidura presidencial.
El clima electoral se instaló un mes antes del comienzo del campeonato de fútbol mundial en tierras árabes, y no después de la final del 18 de diciembre, como se especulaba.
Este acortamiento de los plazos se da en paralelo con una intensa disputa por recursos escasos, entre trabajadores, grandes empresas, acreedores externos y organismos internacionales, que sólo a veces mantienen las formas y otras avanzan a dentelladas.
Todas las coaliciones principales atraviesan momentos de turbulencia, en particular las pujas electorales en el frente de Juntos por el Cambio; y en consecuencia los grandes medios de comunicación operan a sus anchas en semejante contexto.
Recién cuando la empresa Caputo Hermanos confirmó haber contratado trabajos de carpintería por ocho millones de pesos con el amenazante líder de Revolución Federal, Jonathan Morel, el diario Clarín se dignó a informar sobre el tema.
Pero está claro que Morel tercerizó la tarea porque no tenía capacidad para realizarla, como le dijo a Raúl Kollman e Irina Hauser (C5N) uno de los defensores de Morel, el abogado neonazi Abdala Nilo Amir Medina Chale.
Tampoco informó que el pago se realizó por medio de un fideicomiso jamás registrado en la Inspección General de Justicia, que nunca presentó un balance y que además de las transferencias registradas hay otras en negro por cinco millones de pesos adicionales.
Es decir que el ACUERDO-NEGOCIADO entre los Caputo y los extremista derechosos, ya no fue de 1,7 millones de pesos, sino que ronda los 15 millones.