Contra la reforma jubilatoria en Francia
Al menos dos veces por semana distintos sectores de trabajadores y estudiantes salen a protestar con huelgas o manifestaciones contra el aumento de la edad jubilatoria propuesto por la reforma de Macron.
Sin embargo, hasta ahora no ha habido una coordinación que permita convocar a una huelga general por tiempo indeterminado que pueda derrotar la reforma del Gobierno.
El paro de hoy se siente con movilizaciones en todo el país, incluidos muchos pueblos pequeños, trae mayores consecuencias en el transporte aéreo, con un 30 % de vuelos cancelados en el aeropuerto parisino de Orly (un 20 % en las protestas anteriores).
Además, se ha cancelado la quinta parte de los vuelos en los aeropuertos de Toulouse, Marsella, Lyon, Montpellier y Nantes.
Las imágenes de Rennes muestran que diversos sectores se están movilizando en la jornada de este jueves. En Brest se han movilizado unas 8000 personas.
A diferencia de otras luchas anteriores la actual «batalla de las pensiones» llega a todos los rincones de Francia y moviliza a pueblos enteros.
En París se realizó un fuerte operativo policial desde temprano y las fuerzas represivas rodearon la sede universitaria de Tolbiac con el objetivo de evacuar a los estudiantes que se encuentran ocupando el campus desde ayer, tras la votación en una asamblea general que reunió a 350 personas. El objetivo del Gobierno con esta acción es amedrentar a los manifestantes persiguendo a la juventud.
En Marsella, varios miles de personas se manifiestan este jueves. Allí tiene gran presencia la columna de los trabajadores de la CGT Energía, que han venido realizando las operaciones conocidas con el nombre de «Robin Hood», reconectando a usuarios de bajos recursos que no pueden pagar la factura de luz.
Pero para que la huelga por tiempo indeterminado efectivamente logre implicar a todos los sectores y evitar que solo algunos la lleven adelante quedando aislados, es necesario un programa que tome todas las demandas de los diferentes sectores, vinculando la lucha por las pensiones a otras como el problema de los salarios, las demandas de acabar con las condiciones de trabajo precarias, la destrucción de los servicios públicos o incluso la desocupación y la tercerización. De hecho, ya muchos manifestantes empiezan a decir cada vez más que su bronca va más allá del tema de las pensiones.