Vuelos de la Muerte | “Las nuevas generaciones deben conocer el horror que se vivió en la Argentina”, afirmó Fabián Magnotta

En el marco de la repatriación del avión Skyvan que se usó para la desaparición de víctimas secuestradas por la Dictadura cívico militar, el periodista Fabián Magnotta, de Gualeguaychú, Entre Ríos, y autor de la investigación de los vuelos de la muerte en el Delta Entrerriano, en su obra “El lugar perfecto”, destacó por qué es necesaria la generación de políticas nacionales que contribuyan al conocimiento de los delitos de Lesa Humanidad en la Argentina.

“No todas las historias son meritorias, pero deben conocerse. Las generaciones actuales, deben conocer el horror que se vivió en la Argentina”, dijo en entrevista para el programa Convicciones Políticas, de FM La Cigarra, 96.7 Mhz.

De la aeronave que pasará a formar parte del Museo de la ESMA, fueron arrojadas al mar en 1977 tres fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas. El avión fue localizado por la periodista de investigación Miriam Lewin junto al fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo hace quince años en Fort Lauderdale, en Florida. En ese momento formaba parte de la flota de una empresa postal estadounidense.

“Este avión fue el último lugar en el que estuvo Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz, en Balvanera, Buenos Aires. Allí se infiltró, Alfredo Astiz, haciéndose pasar por el hermano de un desaparecido, era un alto funcionario de la Armada, muy joven, que les tendió una trampa, y desaparecieron de la Iglesia a los familiares que se reunían ahí”, contó Magnotta.

El periodista manifestó que aún continúa profundizando su investigación sobre las desapariciones de personas durante la última dictadura militar. “A pesar de lo que se cree, interesan mucho estos temas contemporáneos, porque muchos de esos protagonistas todavía están vivos”, expresó.

En este sentido, el periodista aclaró que la investigación incluye relatos del Delta, de zonas de montes, de lancheros y pobladores de zonas boscosas que fueron testigos del lanzamiento de los cuerpos desde el aire. “Eran trabajadores que veían que lanzaban bolsas, y en realidad esas bolsas eran cuerpos, pero no podían decirlo, porque cuando iban a denunciarlo, eran amenazados. Hubo una población que creció con mucho miedo, aún ahora tienen miedo de contar lo que vivieron. Es increíble que el miedo perdure por tantas décadas”, señaló.

Escuchá aquí la entrevista completa:

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