Editorial | Dos preguntas; por qué ganó Javier Milei y por qué perdió Gustavo Sáenz

Milei ganó porque representa todo lo que no pudieron cumplir con los trabajadores, aquellos a quienes aún trabajando no les alcanza, y los que no tienen empleo y llegan al punto de querer suicidarse.

Si Gustavo Sáenz es el gobernador, nos preguntamos cuál es su color político o su afiliación. Hizo todo lo posible por distanciarse del justicialismo, a pesar de que el PJ salteño sea de su propiedad política. Lo intervino, mediante maniobras fraudulentas y se adueñó del sello.

Para lograr esto, contó con la presencia del interventor de la CAP, Pablo Outes, el máximo poder detrás de la gobernación, aunque no presentó candidatos con raíces peronistas, convicciones sólidas ni trayectoria en el partido. A lo largo del proceso, miles de perucas quedaron enojados porque defraudaron la historia.

Antes de ellos, el justicialismo y el peronismo electoral contribuyeron a la desintegración partidaria, donde numerosos partidos pequeños se sometieron por migajas de poder. Los partidos con historia también sufrieron lo mismo: el partido de la victoria, el partido radical, el partido renovador y todo el sistema partidario, excepto los sectores de izquierda que, aunque no tuvieron un buen desempeño electoral, mantuvieron su postura.

Viva el Rey que logró su reelección como gobernador gracias a una alianza conformada por 17 partidos políticos, algunos de ellos de poca influencia.

Sin embargo, esa historia ya pasó; los mismos actores siguen en el gobierno, una amalgama de políticos de diversas tendencias, unidos únicamente por el miedo a perder el presupuesto, ya que alcanza para todos.

En el poder legislativo, se han intentado situaciones insólitas como la «ley mordaza» y la «ley antipiquete». En el sistema judicial, se repite la misma situación, con la impunidad de la creación constante de jueces que ocupan puestos tanto judiciales como no judiciales tras su salida de la alta casa de estudios.

Pero todo cambió el 13 de agosto, cuando la estrategia electoral fracasó. El vicegobernador Sáenz, en la campaña de 2010 en apoyo a Sergio Massa como presidente, sufrió una derrota aplastante. Obtuvo el porcentaje más alto de votos de Milei en elecciones nacionales, logrado en Salta. La lista de diputados nacionales encabezada por Pablo Outes, con escaso o nulo perfil peronista, fue secundada por la ex intendenta de Cerrillos, Yolanda Vega, originaria de la UCR o Juntos por el Cambio.

A la luz de los resultados de las últimas elecciones PASO 2023, Olmedo y su alianza «Ahora Patria» junto a la candidatura de Emilia Orozco, parecen estar seguros de que ganarán las elecciones del 22 de agosto y podrían conseguir dos diputados nacionales.

Todo este trajín electoral viene tras el fracaso del voto electrónico. Se considera que el voto en papel brinda mucha más transparencia ética en las elecciones que el voto electrónico.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya se eliminó por completo la posibilidad de regresar al voto electrónico, debido a una decisión de la jueza Servini de Cubría, quien calificó el voto electrónico como un disparate. Es sorprendente que, a pesar de este antecedente y del fracaso del voto electrónico en Salta, nadie esté pidiendo impugnar las futuras elecciones provinciales. Esto se llama complicidad.

En el ámbito nacional, lo importante es entrar en el balotaje. «Ahora cortaremos clavos», recordando las palabras de Cristina Kirchner en su última entrevista televisiva. «Ver el mapa de Argentina pintado de violeta nos provoca escalofríos». Va a ser difícil recuperarnos de las elecciones primarias en esta ocasión.

«Hay que reconocer que el electorado argentino sabe dar sorpresas impactantes. Si esto deja de ser una sorpresa y se convierte en una realidad, será un suicidio colectivo».

«¿Por qué, una vez que termine el mandato de Alberto Fernández, elegimos a Massa como síntesis? No fuimos nosotros, fueron los gobernadores, los polos de poder, los acuerdos entre las cúpulas de los partidos. Tenemos que ser conscientes de esto».

Para concluir, declaro que «no entendemos en qué país vivimos» y que «una parte de la dirigencia de Unión por la Patria está muy cerrada, sin conexión con la ciudadanía.

Llegan hasta lo que representa Grabois, pero debajo de Grabois hay mucha más gente».

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