Los resultados de esos comicios fueron una catástrofe para Milei, ya que Massa recuperó impulso al conseguir el 36,68 % de los votos, dejando al ultraderechista con solo el 29,98 % y echando a Bullrich de la carrera con el 23,83 %.
Patricia Bullrich declaró su apoyo al líder libertario, pese a llamar a su agrupación parte de «la casta» y a Bullrich personalmente «montonera asesina».
La motosierra como símbolo de sus intenciones políticas: cortar todas las instituciones estatales que considera derrochadoras y acabar con los cimientos de «la casta».
Su imagen y sus campañas están llenas de tácticas de marketing político poco convencionales. Entre algunos ejemplos destacan el uso de imágenes en redes sociales, videos virales de sus agresivos discursos y declaraciones donde ataca a feministas, al Papa Francisco, a Cristina Kirchner, a la política de Juntos por el Cambio y a gente de la izquierda en general, así como el uso de muñecos de acción y disfraces.
Para una persona promedio que mira desde afuera, Milei parecería más un meme de Internet que un candidato presidencial, pero Argentina no vive una época promedio. La inflación ha superado el 100 % y el valor del peso argentino se ha desplomado a 1.100 por un dólar en el mercado negro (en comparación con el cambio a 340 por dólar de principios de 2023), mientras que la tasa de pobreza ha aumentado a alrededor del 40 %, la más alta en casi dos décadas. pero a pesar de todo la gente le está dando una nueva oportunidad, por ahora.
Las recetas milagrosas que podrían revitalizar el país incluyeron la adopción del dólar estadounidense como moneda oficial la abolición de la mitad de todos los ministerios del país para reducir el gasto público y la burocracia, y el corte de relaciones formales con Brasil, China, Rusia, Venezuela y Cuba, en un intento de reorientar el comercio con los países que, a su juicio, abrazan la libertad y el libre mercado.
Además, su firme oposición al aborto y su entusiasmo por la legalización de armas atrajeron fuertemente a la base social conservadora del país.
Esta mezcla de imágenes anti-elite, una fórmula económica completamente nueva y un atractivo social conservador, le dio a Milei una victoria clave en las primarias, pero lo decepcionó en la primera vuelta. Entonces, ¿qué salió mal para el político?
En primer lugar, las elecciones primarias actúan como una consulta popular y en segundo lugar, Milei se vio obligado a afrontar sus propias contradicciones tanto durante la campaña como en los distintos debates presidenciales.
En segundo lugar, tuvo un fuerte atractivo entre la juventud argentina por su tipo comunicacional y el uso de las redes sociales, sin embargo, su atractivo para «despertar a los leones» entre el pueblo descontento comenzó a decaer a medida que iba moderando su lenguaje en la campaña.
Esto resultará aún más difícil ahora que Bullrich y Mauricio Macri le han declarado abiertamente su apoyo. Su imagen de candidato independiente comienza a debilitarse.
En tercer lugar, con la consolidación de las fuerzas peronistas en torno a Sergio Massa y los acuerdos en todo el frente político, se forjó un nuevo mensaje unificado y central: impedir el retorno del neoliberalismo duro, tanto de Bullrich como de Milei y Macri, al tiempo que se defienden los logros sociales de los últimos años y el legado histórico del peronismo, proponiendo crear un «gobierno de unidad nacional» para afrontar la crisis económica.
Mucho de esto tuvo atractivo entre las bases del peronismo en todo el país y revirtió el resultado de las primarias en Santa Cruz, Tucumán, La Rioja y Tierra de Fuego, considerados los bastiones tradicionales del movimiento.
El resultado del 22 de octubre fue la prueba definitiva de su capacidad para unificar en torno a él y su programa a las facciones peronistas, muchas de ellas cansadas de su pasado conservador.
Lo consiguió con gran éxito. Su llamado a la unidad nacional, particularmente a las facciones liberales y radicales de la oposición de JxC, también parece haber funcionado.
Con la reelección de Axel Kicillof como gobernador de Buenos Aires, Massa también gana un aliado importante que lo asistirá en la campaña en la provincia más decisiva del país, y el gobernador le puede aportar casi 660 mil votos adicionales, donde Milei tiene muy pocos amigos.
Hay una severa advertencia desde amplios espacios de la sociedad argentina, de que tal vez no sea el mesías elegido que aparenta, y que para derrotar a Sergio Massa tendría que hacer algo que prometió durante muchos años no hacer: negociar recompensas y tratos con representantes de «la casta», disfrazados de Bullrich, Macri y otros líderes de JxC.
En conclusión, Milei preside una coalición política cuyo mensaje número uno, solo parece ser una animosidad común hacia el kirchnerismo y el peronismo, que es su legado.
Tiene buenas posibilidades competir, no se de ganar, pero al igual que Calígula, su mayor enemigo puede ser él mismo y sus contradicciones profundamente arraigadas. Por lo menos, así lo veo yo.
Roberto Chuchuy