Por Roberto Chuchuy
Los insultos seguirán al mismo ritmo durante los días que le queda de su gobierno. Sus víctimas seguirán siendo docentes, médicos, enfermeras, administrativos y empleados públicos que fueron transformados en el blanco selectivo de su purga, mientras que su casta, la gente de bien que lo rodea, sigue festejando sus obscenidades.
Su política contra el Estado seguirá arrastrando lo que más detesta y se materializa con la destrucción de puestos de trabajos, banderas de remate a todas las empresas del Estado
“La lengua de Milei carece de sensibilidad y empatía, y convierte a todos en material descartable conduciendo lo a la deshumanización de los ciudadanos
Sus enfrentamientos siguen el ritmo de los medios hegemónicos, que le brindan las pantallas, los micrófonos y sitios digitales para ir hacia la cacería de enemigos, transformadas en cloacas por su verborragia maloliente, y “Milei, convertido en el ‘tuitero en jefe’ que despide, insulta, disciplina y persigue”.
Las víctimas de su oratoria intolerante van desde el Papa Francisco al expresidente Raúl Alfonsín y lo que en su mente afiebrada define como zurdos, socialistas, comunistas, keynesianos o partidarios de la defensa de un Estado que él desea ver famélico. El Congreso para él es “un nido de ratas” y a los gobernadores prometió “mearlos”.
Al economista Roberto Cachanosky lo trató de “mogólico, imbécil y tarado”. Hizo lo mismo cuando convertido en presidente, festejó la representación del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, como una persona con Síndrome de Down.
Su ensañamiento con las mujeres también es notable
A una periodista que le preguntó sobre algo que lo molestó le dijo: “Solamente estoy diciendo que sos una burra”. A la colega Clara Salguero, en el canal América, confesó ante las cámaras que quería “humillarla públicamente”. Al actor y militante radical, Nito Artaza, lo definió en uno de los programas donde era habitual panelista como “fascista”, “nazi” y “comunista”. su pasión es etiquetar personas.
Atacó al Papa Francisco con aquella frase de “es el representante del maligno en la tierra” o cuando lo acusó de apoyar a “dictaduras sangrientas” o tener “afinidad por los comunistas asesinos”. Se sabe cómo terminó su catarata de agravios. Viajó al Vaticano, sacó la escupidera y le pidió disculpas a la máxima autoridad de la Iglesia.
Cuando el periodista Mauro Szeta lo entrevistó siendo diputado y le preguntó por los radicales, respondió: “son estafadores”. “¿Alfonsín fue un estafador?”, le repreguntó: “Definitivamente”. Un instante antes había dicho que el primer gobierno después de la democracia recuperada en 1983 “está entre los peores de la historia”.
De Néstor Kirchner, mientras se reía junto a José Luis Espert en un video, comentó: “A este chorro le metemos preso hasta el cajón”. En la misma escena dijo después de la expresidenta Cristina Kirchner: “A esa chorra, la jefa de la banda, que cuide el cajón detrás de los barrotes”.
En plena disputa por el electorado, trató a su actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de “asesina, montonera tirabombas” y la acusó de ponerlas “en los jardines de infantes” y estuvo al borde de una demanda por calumnias e injurias, pero en el acuerdo por la presidencia todo quedó olvidado, incluso la dignidad.
La investidura presidencial no moderó los exabruptos del dinosaurio libertario. Al contrario. Una de las primeras damnificadas de sus ataques fue la cantante Lali Espósito.
Siendo presidente…a la cantante y actriz, Laly Esposito, la tomó como blanco fijo. “Encima me dicen que “la gran artista” no canta, sino que hace playback”, dijo sobre Laly…y la acusó de “robar comida a los niños pobres” por el cachet que cobró de La Rioja para dar un show en esa provincia.
“Lalidepósito” la llamó también y recibió el repudio de otros artistas que defendieron a la popular intérprete.
Detesta a todo ser humano sobre la tierra, y a los pocos que soporta, lo hace solo porque le resultan útiles en su avanzada contra la Argentina.
Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Mario Negri y al actual presidente de la UCR, Martín Loustau, periodistas como Lanata, Baby Etchecopart, Fontevechia…no se salvó ninguno. Con una única excepción: Mauricio Macri.
A la lista de agraviados se suman presidentes de la nación. A Gustavo Petro, el mandatario de Colombia, como “un asesino, terrorista… comunista”, en medio de una entrevista en CNN,
Y a Andrés López Obrador, que está a punto de terminar su mandato en México, lo tildó de “ignorante”.
La respuesta no demoró: “Milei afirmó que soy un ‘ignorante’ porque le llamé ‘facho conservador’. Está en lo cierto: todavía no comprendo cómo los argentinos, siendo tan inteligentes, votaron por alguien que no está exacto, que desprecia al pueblo y que se atrevió a acusar a su paisano Francisco de ser ‘comunista’ y ‘representante del Maligno en la tierra’”.
Ahora preside un país que lo padece y al que metió en serios problemas diplomáticos. Milei es un degustador de insultos, un desequilibrado que profundiza día a día una tragedia social con final abierto.