EDITORIAL: Milei no quiere menos Estado, quiere un Estado que favorezca a una clase

Quizá el experimento libertariano sea lo más claro y transparente del escenario político nacional. Nunca antes fueron tan evidentes los objetivos de un Gobierno y los métodos para llevarlo adelante.

Estamos frente a una administración que pretende, contrariamente a lo que dijo en la campaña electoral, que los costos del ajuste recaigan sobre los trabajadores, las trabajadoras, los jubilados, las jubiladas y las mayorías populares precarizadas que necesitan de la asistencia del Estado ante un sistema social que hace décadas los condenó a la miseria.

Roberto Chuchuy

 Licuadora y motosierra son las figuras —poco metafóricas— que usa el Presidente para graficar cuáles son sus métodos: licuadora de ingresos (salarios, haberes jubilatorios y ahorros) que se produce a través de la inflación… y la motosierra para los ajustes más estructurales de determinadas estructuras del Estado.

LA EXTORCIÓN

Milei no los convocó a un diálogo, los convocó a un monólogo y a un acuerdo de adhesión: les dijo “ustedes ponen la firma y yo pongo las condiciones”. Los gobernadores de Juntos por el Cambio, en la última reunión, aceptaron sin dudar. Mientras que las otras provincias, lo analizan, amenazados por los constantes embates de la nación de Milei.

La reducción del gasto en jubilaciones habría sido equivalente al 43% de la reducción total de gasto real, ejecutada en el primer bimestre, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

Casi a mitad del ajuste, el recorte de gastos fue por reducción real de jubilaciones. El grueso del ajuste lo están pagando los jubilados y las jubiladas, a quienes pretenden engañar con un bono que no mitiga los altos costos de los principales artículos de primera necesidad..y ni hablar de los medicamentos.

La casta está feliz (la casta política y empresarial), y los jubilados son cada vez más pobres..mientras que el aumento en las dietas de los legisladores nacionales pasó desapercibida entre tanta angustia.

 Otro dato macro que hay que tener en cuenta, es que los gastos fiscales no se producen solamente a través de salarios, jubilaciones y gastos sociales o en subsidios a los servicios públicos. …También se producen a través de subsidios a empresas o exenciones impositivas a empresas o regiones (es decir, son impuestos que se dejan de cobrar).

En conclusión: Milei no quiere menos Estado, quiere un Estado que favorezca a una clase.

 Obvio, este ajuste necesita ser revestido o camuflado por mil y una guerra de bolsillo que responden una fórmula más vieja que la humedad: “Si no hay pan, que haya circo”. Y Milei ofrece todos los días, con sus respectivas noches, un circo cada vez más bizarro y más siniestro.

Milei usa la provocación y el escándalo para copar la agenda y aprovecha el caos de la comunicación moderna donde pasan demasiadas cosas a la vez y es cada vez más difícil saber qué es lo que está pasando.

Los nombres propios de las efímeras batallas son circunstanciales y aleatorios: “Lali” Espósito o Clarín, Hugo Arana o Silvia Mercado; Horacio Rodríguez Larreta o Ricardo López Murphy; Ignacio Torres o los economistas neoclásicos, los piqueteros, los trabajadores y trabajadoras de la educación, ferroviarios, de la sanidad o aeronáuticos, los feminismos o la satánica letra “e” del lenguaje inclusivo que es terrible y nos dañó irreparablemente según el gobierno.

En síntesis, el proyecto de Milei está claro, clarísimo.

Lo que no está tan claro (para decirlo de alguna manera) es la actitud de los que dicen oponerse a Milei y no actúan en consecuencia. La CGT y la dirigencia del peronismo.

A mí no me cierran las explicaciones periodísticas que dicen “la oposición está confundida, aturdida etc.”, entonces por eso está paralizada. Me parecen miradas muy benevolentes.

¿La CGT está tan aturdida que no puede convocar a Comité Central Confederal para que llame a un paro general con movilización para que caiga este plan?

Les puedo asegurar que gente con ganas de salir a la calle sobra gente, mientras que para defender este experimento libertario en las calles, no alcanzan ni para llenar una esquina. Como lo vimos con los 30 energúmenos que se movilizaron al Congreso el día que Milei inauguró las sesiones.

LOS SINDICATOS Y EL APRIETE DE LA IZQUIERDA

¿Están aturdidos o en realidad hay algo más de fondo? ¿Será que las direcciones sindicales siguiendo una estrategia del peronismo político en realidad quieren que Milei haga el trabajo sucio del ajuste que todos creen necesario para después proponerse como alternativa sobre la tierra arrasada?

Preguntas que nos hacemos, como diría Pagni. Preguntas retóricas, obvio.

Muchas veces, desde el peronismo, se dice que la izquierda tiene que hacer una “oposición testimonial”, pero ¿hay algo más “testimonial” que andar denunciando todo en la tele, en la radio, en twitter y no tomar las medidas acordes a la denuncia?

 Llegado a este punto, entonces, el problema no es tanto lo que Milei hace, o no. Sino LO QUE LE DEJAN HACER.

Por Roberto Chuchuy

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