La fundación de Salta: los excesos de Hernando de Lerma, el peligro indígena y su cruel muerte

La necesidad de contar con poblaciones que ayuden a controlar a los pueblos indígenas y a establecer puntos de unión para agilizar el comercio, fueron los principales motivos que llevaron a los conquistadores españoles a fundar la ciudad de Salta, hace 440 años.

Hernando de Lema fue el fundador de Salta. Ambicioso y cruel, a lo largo de su corta gobernación se ganó demasiados enemigos.
El cuerpo enfermo, torturado y maltratado de Hernando de Lerma no tuvo ni un entierro digno. Fue arrojado al campo para que las alimañas hiciesen su trabajo. Ese fue el fin sobre el que muchos habían calificado como el más cruel, despiadado y ambicioso de los españoles conquistadores, aunque admitieron que la fundación de Salta fue lo único bueno que había hecho en su vida.

Los primeros españoles en llegar a la zona de lo actualmente es la región de Salta fueron Diego de Almagro, en 1535 y Diego de Rojas, en 1543.

Hernando de Lerma había nacido en Sevilla el 1 de noviembre de 1541, y a los 36 años fue nombrado por el rey Felipe II gobernador del Tucumán por el término de cuatro años.

Lerma, un licenciado en leyes, asumió el 16 de junio de 1580. Era el primer gobernador civil que tendría el Tucumán y nadie imaginó lo que les esperaba.

Al llegar a Santiago del Estero, por entonces la capital de la gobernación, fingió sumisión a Gonzalo de Abreu y a la primera de cambio lo apresó y durante nueve meses lo sometió a las más indecibles torturas. Lo acusó de haber asesinado Jerónimo de Cabrera y de otra cincuentena de cargos. En 1581 lo hizo colgar de las manos y ordenó atarles a sus pies un peso descomunal. Los desgarros internos que sufrió lo hicieron agonizar cinco días.

Lerma se apropió de todos sus bienes. Presionó a una mujer indígena que confesase haber envenenado a Abreu, gracias a las torturas, la pobre mujer debió declararse culpable y por las dudas armó un certificado de defunción. Los colaboradores del gobernador ajusticiado también fueron perseguidos y los que pudieron huir de la región, denunciaron a Lerma por las arbitrariedades.

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