DON DINERO – GRAN CABALLERO…

Por José de Guardia de Ponté

El origen de la palabra dinero deriva del latín DENARIUS, nombre de una moneda del imperio romano cuyo valor inicial era de diez ases. DENARIUS procede del adjetivo numeral DECEM (‘diez’).

PLATA – PESOS – DUROS – MANGOS – GUITA

Lo cierto es que mucho podemos decir de estas palabras las cuales describe al dios profano más vulgar y conocido de este mundo capitalista.

TUTUCA – MORLACO – VENTO.

La cuestión es que este concepto es la base del sistema político, social, cultural y económico imperante. Todo, lo que hoy conocemos por «capitalismo» se sostiene en un «Ente abstracto» que llaman «el mercado», un mecanismo que teóricamente asigna los recursos de manera eficiente y el capital monetario es la fuente para generar riqueza, bienes y servicio.

LANA – PECULIO – BILLETE

Este «sistema» es el que ha triunfado en el mundo, no por ser el mejor o más justo, sino porque es despiadadamente materialista, indefectiblemente amoral y perfectamente adaptable al «poder».

EFECTIVO – PASTA – TELA

“Dinero & Poder” son caras de una misma y terrible moneda, coincide con los instintos de supervivencia más inescrupulosos del hombre y se enraíza a la ontología del ser individual bajo la consigna: «tener es poder» y «si no tienes no eres nada».

La dicotomía vida-muerte están íntimamente relacionadas, sacrificamos tiempo de vida para conseguir dinero. Gente mata y muere por dinero.

PLATICA – MONEDA – BISHUSHA

El sistema se basa en relaciones de poder entre los que tienen y los que no. La desigualdad no es una falla en el sistema, como muchos piensan, es su necesaria base sustentadora. En cada país se construye la relación ricos – pobres, como así también el concepto fundamental de “centro – periferia”. Así también en el mundo hay países hegemónicos y poderosos que influencian y/o manejan a otros países a los que llaman sub-desarrollados por no decir «pobres». La organización capitalista del micro mundo se refleja en el macro mundo del poder.

No puede existir IMPERIO sin COLONIA.

La democracia debería ser un factor de control para el capitalismo pero no siempre lo consigue, (o casi nunca) ya que lamentablemente es una cuestión que también está en venta. La pugna entre facciones neoliberales de ricos contra movimientos nacionalistas populares se debate y ensortija en el pringoso fango de los intereses expúreos que excrementa el poder.

En esta trama psicótica nada es verdad y nada es mentira, porque como en nuestra historia argentina, las verdades son a medias, o de los medios, y una verdad a medias es una real falsedad.

Es aquí donde se comprende que la corrupción no es un defecto delictivo sino más bien un principio básico. Toda relación de poder se basa en la compra y venta de voluntades, favores, intereses y justicia.

Así es básicamente como funciona el sistema inhumano del dinero. Apoderándose de cuerpos, mentes y tiempo. Tres cosas con un valor incalculable e invalorable. Estas tres cuestiones son factibles a la oferta y la demanda. Son bienes de intercambio por un mísero papel con números el cual no tiene más valor que el ansia desmedida y perversa que le da la sociedad materialista y consumista.

Benjamín Franklin decía: «De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero».

Tengo una remota esperanza que en este momento de insania gubernamental, que ha desnudado al poder del dinero y de aquellos que lo poseen en demasía, se sacudan las bases de la consciencia desenmascarando a la fiera, y en un despertar cercano lleguemos a promover cambios radicales hacia un mundo más racional, humano e igualitario.

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