Por Roberto Chuchuy
El ministro Guillermo Franco, ahora empoderado de la Jefatura de Gabinete, repartió cargos, prebendas y recursos presupuestarios para un gobierno que es minoría en ambas cámaras del Congreso de la Nación. No le quedaba otro remedio que comprar los votos que le faltaban. En ese proceso de negociación, quedaron muchos artículos sin tratamiento, bajo una pésima calidad de intransigencia. Para adoptar lo que siempre criticó, ahora contaba con la ayuda de la casta parlamentaria.
Recordemos que Milei solía decir que la Cámara Parlamentaria era una bolsa de gatos, que eran corruptos, que eran ratas. Pero ahora, el poder pasa por el gran capital, los medios hegemónicos y las grandes empresas alimentarias, que ahora festejan. Lo que no podrán disimular es la gran recesión y la inestabilidad financiera que esto generará debido a los conflictos sociales.
El Fondo Monetario Internacional y la patronal del campo exigen al gobierno una nueva devaluación y otras medidas como el aumento de tarifas de los servicios públicos, lo que provocará más inflación y destruirá los salarios de los trabajadores. Ha concluido la primera etapa del debate de la base y ya están aprobadas por el Parlamento, pero también simultáneamente estamos en una crisis a punto de estallar. Ahora no hay pretexto para decir que no se ha aprobado la ley. Terminada esta etapa, la base está, pero la crisis también está.
Un gobierno que solo pudo llegar a esta aprobación muy cuestionada se enfrenta a un nuevo momento, ya sin la excusa de no tener las leyes. La historia juzgará esta infamia donde hay más responsables que otros, entre ellos la banda de los Pichetto, los Loredos y algunos radicales como Lucho. Conste que aportaron para el tratamiento parlamentario a favor de los políticos. Están festejando, pero también hay que recordar la desgracia de los pueblos.
Con los votos propios de Milei, que no tiene más de 38 votos, y los votos de los traidores, que son mucho más, se logró la aprobación de la ley de base para el enriquecimiento de unos pocos y el empobrecimiento de muchos. Milei decía que eran ratas, pero ahora esas ratas se han convertido en el pueblo.
¿Cuáles son las medidas más perjudiciales para el pueblo? El impuesto a las ganancias, la reforma laboral, menos impuestos para los ricos, privatizaciones, entre otras, y las facultades especiales para que el poder del gobierno haga lo que se le antoje. Esto significa un «banelco» más modernizado. Así lo maneja Milei y el poder económico, y los medios le dan lo mismo. Sabe lo que Milei dice, por eso no se avergüenza de nada.
Estos informes mencionan la debacle que comenzó en diciembre y que no cede, sino que se profundiza. La estafa está consumada. Hablemos menos o más de los precios de los alimentos, de los remedios, de las tarifas, y la gente se acostumbra.
Pero los más vulnerables, los pobres, ahora comen menos y en poco tiempo tendremos desnutrición infantil y de los ancianos. Viven pagando la luz y cuidando el gas para la estufa en este crudo invierno. La represión lleva a la farmacodependencia, con mentiras y tragedias como la del niño Loan y la trata de personas. Son unos bandidos, como lo fue Bernardino Rivadavia, como lo fue Martínez de Hoz, como lo fue Cavallo, y ahora Caputo.
Realmente son unos bandidos que gobiernan en este momento.