La eliminación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la vuelta de la Secretaría de Inteligencia Del Estado (SIDE). un cambio de nombre, como secretaria de estado y dirigida por Sergio Neiffert, un publicista que responde directamente a Santiago Caputo, y no es ninguna buena noticia para la población y sus organizaciones sociales y políticas. A través de los Decretos de Necedidad y Urgencia (DNU) 614 . Las autoridades tendrán una duración de cinco años en sus cargos con posibilidad de otros cinco años de prórroga.
El Tata negacionista
A la estructura de los espías se sumaría el regreso al organismo de Juan Bautista “Tata” Yofre, quien fuera titular de la SIDE en tiempos menemistas. Estaría al frente de la Escuela de Inteligencia. Yofre, además de ser el jefe de esa institución fuertemente cuestionada y sospechada, es un «periodista» conocido por defender a la dictadura y que durante el último aniversario del golpe cívico-militar-eclesiástico de 1976 fue elegido para ser el protagonista de un video negacionista del genocidio argentino y el terrorismo de Estado que lo perpetró.
Un dato no menor es que estos cambios se ralizan por fuera de todo debate parlamentario por las facultades delegadas al Presidente Miley, De hecho se cambia el artículo 15 de la Ley de Inteligencia que exigía que toda designación del Poder Ejecutivo en el área debía tener acuerdo del Congreso.
Ahora el Gobierno sólo estará obligado a «comunicar» al Parlamento sus decisiones unilaterales. Según el artículo 20 del DNU decreto»Las designaciones del Secretario de Inteligencia, así como las de los titulares de los mencionados órganos desconcentrados serán debidamente comunicadas a la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia del Honorable Congreso de la Nación”.
Un organismo para espiar
Los cambios en esa área del Estado parecen apuntar directamente a concentrar más poder en pocas manos, de los funcionarios más cercanos al Presidente y, en particular, de Caputo, quien figura formalmente como asesor dependiente de la Secretaría de Estado a cargo de Karina Milei, pero que es una pieza clave en la estrategia política del Gobierno.
Más allá del gobierno de turno, la ahora SIDE se trata de un organismo creado para espiar ilegalmente, armar causas y perseguir política y judicialmente, tanto a opositores políticos como a organizaciones sociales, sindicales, políticas, estudiantiles, ambientalistas, originarias, culturales y a la izquierda.
Su historia la muestra vinculada a hechos de gran magnitud, como el atentado a la AMIA (próximo a cumplir treinta años), en el que se comprobó que desde sus filas se sobornó para desviar la causa. A la vez, el gran delito organizado que cuenta con complicidad y participación de las fuerzas policiales, no podría llevarse adelante sin el visto de los espías estatales.
La propia historia de esas cloacas del Estado demuestra que nunca se apartaron de su real misión: acumular información de la sociedad para utilizarla en beneficio de las clases dominantes y de los gobiernos de turno.
Desde organizaciones de derechos humanos, los sobrevivientes de la dictadura y familiares de víctimas de la represión en “democracia” siempre se exigió que se abran los archivos del espionaje, donde están las explicaciones a muchos de los más atroces crímenes cometidos desde el propio Estado o con su complicidad.