Un estudio reciente de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha revelado que el 63% de los niños y adolescentes argentinos viven en situación de pobreza, mientras que el 16,2% son indigentes. Estos números representan las cifras más alarmantes desde 2010, según el informe titulado “Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023″.
El estudio, basado en una medición multidimensional, evaluó la situación de los menores de 17 años en diferentes derechos básicos, incluyendo alimentación, salud, educación, vivienda, y más. De acuerdo con los datos del censo de 2022, se estima que 7,7 millones de niños y adolescentes en Argentina están en situación de pobreza, mientras que 1,98 millones de ellos sufren indigencia.
Pobreza Multidimensional y Desigualdad Social
La UCA presentó un índice de pobreza multidimensional que toma en cuenta seis dimensiones esenciales del desarrollo infantil. El estudio señala que el 56,3% de los menores en Argentina experimenta pobreza multidimensional, es decir, carecen de al menos uno de sus derechos fundamentales. De estos, el 16,1% enfrenta pobreza severa, una cifra similar al porcentaje de indigencia monetaria (16,2%).
El informe también destaca que el 32,2% de los niños y adolescentes urbanos padecen inseguridad alimentaria, y el 13,9% experimenta niveles severos, llegando a pasar hambre por falta de recursos económicos.
Impacto de la Pandemia y Crisis Económica
Desde 2011, Argentina ha visto un incremento sostenido en la proporción de hogares con dificultades para acceder a una canasta básica, un fenómeno agravado por la pandemia de Covid-19. Aunque el estudio señala mejoras en algunos indicadores, como el acceso a vivienda y escolarización, la pobreza estructural y las desigualdades sociales siguen siendo una barrera significativa para el bienestar de los niños y adolescentes.
El Desafío de Garantizar Derechos Básicos
El acceso a la salud es otro gran desafío. El 55,8% de los menores depende exclusivamente del sistema de salud pública, lo que afecta principalmente a los sectores más vulnerables. En cuanto a la educación, el 23% de los niños de entre 3 y 5 años no está escolarizado, aunque se observan avances en la asistencia a nivel inicial.
El informe concluye que las políticas públicas han jugado un papel crucial en mitigar la pobreza, pero aún persisten desafíos estructurales profundos que requieren mayor atención y acción.