Milei y Trump: el Ascenso de un Individualismo que Desafía la Democracia

La caída de Biden como presidente puede entenderse como resultado de un gobierno deficiente, tanto en términos económicos como geopolíticos, además de no haber sido favorable para los ciudadanos estadounidenses.

Bajo factores similares, el triunfo de Milei en Argentina sugiere que el gobierno de Alberto Fernández tampoco logró ser exitoso en muchos aspectos. Milei representa una parte de la realidad de la sociedad, y es un error creer que quienes lo votaron son simplemente ignorantes, fascistas o retrógrados, al igual que quienes apoyaron a Trump.

Es sorprendente que Trump haya recibido un fuerte respaldo femenino a pesar de sus actitudes misóginas y su falta de apoyo a los derechos de las mujeres. ¿Cómo es posible que tantas mujeres hayan votado por él? Este fenómeno es uno de los aspectos que reflejan los profundos cambios que estamos viviendo hoy.

También resulta llamativo que ciudadanos mexicanos residentes en Estados Unidos hayan votado por Trump, un candidato abiertamente contrario a la inmigración. Esto refleja un cambio mundial en la sociedad, en la que los valores y prioridades parecen haber cambiado drásticamente desde la década de 1960.

Uno de esos valores en crisis es la construcción colectiva, el trabajo junto al otro y no contra el otro. Este sentido comunitario ha perdido fuerza, tanto en la sociedad estadounidense como en la argentina, donde el individualismo exacerbado y el capitalismo en términos culturales han penetrado profundamente en las mentes de millones de personas.

La urgencia y la necesidad de soluciones inmediatas a problemas críticos están debilitando el compromiso con la democracia. En Argentina, con un 60% de la población viviendo en la pobreza, muchos no piensan en términos de democracia, sino en la supervivencia y en satisfacer sus necesidades básicas de manera urgente.

Para nosotros, los salteños, y especialmente para quienes viven en las zonas más pobres, la democracia ha sido insuficiente, incapaz de garantizar acceso a agua potable, viviendas adecuadas o trabajos dignos. Los discursos de los líderes actuales, centrados en soluciones inmediatas, atraen a quienes buscan un cambio radical.

La sociedad actual parece nutrirse de un individualismo y un egocentrismo que dificultan la mirada colectiva. La figura del trabajador organizado en fábricas y sindicatos, luchando por sus derechos, es menospreciada por muchos jóvenes que trabajan en empleos precarios y se concentran en la independencia económica inmediata.

Esta urgencia por soluciones inmediatas está erosionando el compromiso con los valores democráticos y conduciendo a las personas a apoyar movimientos que promueven cambios radicales. Estamos viendo una generación que prefiere trabajar desde casa o de manera independiente, renunciando a la estabilidad que ofrece un empleo registrado.

Este cambio de mentalidad y la indiferencia hacia las conquistas laborales reflejan una crisis de valores en la que el vínculo social y comunitario se ha transformado en un vínculo antisocial. Las redes sociales y la tecnología han contribuido a esta fragmentación, reforzando la idea de que la vida comienza y termina con uno mismo.

Es un momento crítico en el que necesitamos una dirigencia nueva y no contaminada, no solo en la política, sino también en los ámbitos social, deportivo y mediático. La Argentina, con el 60% de su población en la pobreza, requiere una solución inmediata, y las conquistas del pasado ya no resultan suficientes en este mundo moderno y desafiante.

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