Escalada militar entre India y Pakistán: decenas de muertos en Cachemira y temores de un conflicto nuclear
Asia-Pacífico | 7 de mayo de 2025 | Actualizado: 8 de mayo de 2025
En un dramático recrudecimiento del conflicto entre India y Pakistán, al menos 43 personas han perdido la vida y decenas han resultado heridas tras un intercambio de ataques con misiles y artillería a lo largo de la disputada región de Cachemira. La ofensiva, iniciada por India el 7 de mayo de 2025, ha desatado la peor violencia entre estas dos potencias nucleares en más de dos décadas, generando preocupación mundial y llamamientos urgentes a la contención.
Origen del conflicto: el ataque en Pahalgam
La chispa que encendió esta escalada fue un atentado terrorista el 22 de abril de 2025 en Pahalgam, en la Cachemira administrada por India. El ataque, atribuido al grupo The Resistance Front (TRF), una rama de Lashkar-e-Taiba (designado como organización terrorista por la ONU), dejó 26 muertos, en su mayoría turistas hindúes, y más de 20 heridos. India acusó a Pakistán de respaldar el ataque, una acusación que Islamabad ha negado rotundamente, exigiendo una investigación independiente. Desde entonces, ambos países han intensificado sus acciones diplomáticas y militares, incluyendo la expulsión de diplomáticos, el cierre de fronteras y la suspensión del Tratado de las Aguas del Indo por parte de India.
Operación Sindoor: el ataque indio
El 7 de mayo, India lanzó la «Operación Sindoor», un ataque con misiles dirigido contra lo que describió como «infraestructura terrorista» en Pakistán y la Cachemira administrada por este país. Según el Ministerio de Defensa indio, se destruyeron nueve campamentos terroristas en zonas como Muzaffarabad, Kotli y Bahawalpur, sin atacar instalaciones militares paquistaníes. Nueva Delhi calificó la operación como «quirúrgica, calibrada y sin intención de escalar», asegurando que era una respuesta directa al ataque de Pahalgam.
Sin embargo, Pakistán reportó un saldo devastador: al menos 31 civiles, incluidos cuatro niños, murieron y 57 resultaron heridos. Entre los objetivos alcanzados se encuentran una mezquita en Bahawalpur, un complejo gubernamental en Muridke y la planta hidroeléctrica de Neelum-Jhelum, cuya infraestructura resultó dañada. Islamabad denunció los ataques como un «acto de guerra» y acusó a India de violar normas internacionales.
Respuesta paquistaní y escalada en la frontera
Pakistán respondió con bombardeos de artillería a lo largo de la Línea de Control (LoC), la frontera de facto que divide Cachemira. Según Nueva Delhi, al menos 12 civiles murieron y 38 resultaron heridos en el distrito indio de Poonch debido a los disparos paquistaníes. El ejército paquistaní afirmó haber derribado cinco aviones de combate indios y varios drones, aunque India solo reconoció la pérdida de tres aviones estrellados en su propio territorio.
En Muzaffarabad, capital de la Cachemira administrada por Pakistán, los residentes describieron escenas de pánico tras escuchar «ruidos terribles» y explosiones durante la noche. «Temíamos que el siguiente misil alcanzara nuestra casa», relató Mohammad Ashraf, un habitante local. En la Cachemira india, los bombardeos paquistaníes dañaron viviendas y obligaron a los residentes a huir hacia hospitales en Uri y Baramulla.
Reacciones internacionales: un clamor por la desescalada
La comunidad internacional ha reaccionado con alarma ante el riesgo de un conflicto entre dos naciones con arsenales nucleares. El secretario general de la ONU, António Guterres, instó a ambos países a ejercer «máxima moderación», advirtiendo que «el mundo no puede permitirse una confrontación militar entre India y Pakistán». El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la situación como «una pena» y expresó su esperanza de que «termine pronto».
China, un aliado clave de Pakistán, pidió a ambas partes priorizar la paz y evitar viajes a Cachemira. La Unión Europea, Reino Unido, Francia, Rusia, Alemania y Turquía también han solicitado contención. Irán, por su parte, ha asumido un rol de mediador: el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, visitó Islamabad el 5 de mayo y llegó a Nueva Delhi el 7 de mayo para facilitar el diálogo, aunque India ha rechazado la intervención de terceros.
Impacto humanitario y tensiones diplomáticas
La escalada ha tenido un impacto inmediato en la población civil. En Pakistán, se declaró el estado de emergencia en hospitales de Cachemira y Punjab, y se cancelaron las clases en las escuelas. Las aerolíneas, incluidas varias internacionales, han cancelado o desviado vuelos debido al cierre del espacio aéreo en regiones clave como Lahore y Karachi.
Diplomáticamente, la tensión sigue en aumento. El primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, condenó los ataques como un «acto atroz de agresión» y prometió una respuesta contundente. El ministro de Defensa, Khawaja Asif, acusó al primer ministro indio, Narendra Modi, de usar la operación para ganar apoyo político interno. Por su parte, el ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, defendió la operación como un «derecho a responder» y recibió el respaldo de la oposición, con el partido Congreso elogiando la «valentía» del ejército.
Un conflicto con raíces profundas
La disputa por Cachemira se remonta a 1947, cuando India y Pakistán se independizaron del Reino Unido. Desde entonces, ambos países han librado tres guerras, dos de ellas por el control de esta región montañosa. Cachemira está dividida por la Línea de Control, con India administrando Jammu y Cachemira, y Pakistán controlando Azad Cachemira y los territorios del norte. Desde 1989, una insurgencia armada en la Cachemira india ha exacerbado las tensiones, con Nueva Delhi acusando a Islamabad de apoyar a grupos militantes, algo que Pakistán niega.
Praveen Donthi, analista del International Crisis Group, advirtió que esta escalada supera en magnitud la crisis de 2019, cuando un ataque similar en Pulwama llevó a enfrentamientos aéreos. «Los cachemires siempre son los primeros en sufrir las consecuencias de cualquier tensión política o militar», señaló Donthi, destacando el impacto desproporcionado en la población local.
El riesgo nuclear y el camino adelante
Tanto India como Pakistán poseen armas nucleares, lo que eleva las apuestas de cualquier conflicto. India detonó su primera bomba nuclear en 1974 y sigue una doctrina de «no primer uso», mientras que Pakistán, que probó su primer dispositivo en 1984, mantiene una postura más ambigua, sin descartar un uso inicial en caso de amenaza existencial. Ninguno de los dos países ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear.
A medida que las tensiones persisten, la presión internacional será crucial para evitar una guerra a gran escala. La mediación de Irán, junto con los esfuerzos de la ONU y otros actores, podría abrir una vía para el diálogo, aunque las posturas endurecidas de Nueva Delhi e Islamabad complican las perspectivas de una solución inmediata. Por ahora, el mundo observa con cautela, consciente de que un error de cálculo podría tener consecuencias catastróficas.
Con información de France 24, BBC News, Euronews, AFP y Reuters